En la crisis estructural y funcional del Estado
Venezolano ha aparecido otro escenario donde las contradicciones de debaten
entre” El Valor y Los Valores”.
Este debate no solamente implica el conocimiento del
“Valor” que puede ubicarse en la teoría económica: el valor equivalente de uso
y de cambio en la retórica mercantilista que genera plusvalía, sino en el
manejo de los Papeles monetarios denominados “Bonos” que en la actualidad el
régimen en su sequía de divisas, no solamente subasta dos(2) por el precio de
uno(1) y al no conseguir compradores es
capaz de ofertar tres (3) por uno (1), con unos intereses que rayan en la
usura. Esta perversa praxis de los gobiernos para endeudarse más sin tener
capacidad de pago, indica la preexistencia de una debacle económica sin
precedente a corto plazo.
El discurso de los “Valores” que emana desde el
misterio de la Trinidad, en el contenido de la Fe y fundamentalmente en el
basamento de la doctrina, la ideología y el comportamiento humano del “Tener y
Haber” de lo que me pertenece y de lo que lo que es común, ha empezado a
desempolvarse y tenemos señales muy claras en la Iglesia Católica con el
nombramiento del Cardenal Baltazar Porras. Un pastor de la Iglesia que viene a
reforzar y a iluminar los lazos indivisibles de lo humano y lo divino, y el
crecimiento de la iglesia para debatir y confirmar que “El Mal” (gobierno) que
lo ha hecho mal y se ha corrompido es inviable, y la esperanza como virtud es
tan poderosa que impulsará los cambios y el relevo en la construcción de otro
país para el ascenso ciudadano.
Los valores Éticos y Morales que implican la
formación, la educación y el acceso al derecho a la vida sana en la
construcción de un individuo, “Hecho y Derecho” son los pilares que han tratado
de derrumbar para el sometimiento y la dominación, con el objetivo de implantar
un régimen violador de los derechos ciudadanos, estas pretensiones a lo externo
han creado la violencia más exacerbada en los sectores sociales donde la
desestructuración familiar a llegado a cifra alarmante del setenta (70%), con
una incidencia de la pobreza del noventa (90%). Este fenómeno alcanza más de la
mitad de la población, ha creado una crisis humana y ante tal deterioro no es
posible continuar insistiendo en mantener este error histórico. A lo interno
del estado, desde la famosa frase: “En este país no hay razones para no robar”
“Robar no es delito” y “Expropio en nombre del pueblo”, la corrupción
estructural y sistémica llegó al clímax de lo impensable y el país está al
borde del desenlace. La lucha entre el bien y el mal se hace común en los
sectores populares, para confirmar que la voz de pueblo es la voz de Dios.- Gracias a Lorenzo Tovar presidente de ICES y
al presbítero: Padre: Saúl Ron Vicario general de Justicia y Paz de la CEV que inspiraron estas significativas
líneas.-
Jesús Israel Fernández G.
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