En Venezuela la Protesta es un avatar cotidiano: Estudiantes,
Jubilados, Pensionados y Sobrevivientes, los sin vivienda, Trabajadores de las
Empresas del Estado, Las amas de casa, Transporte público, familiares de las
victimas de la violencia, Trabajadores de la salud, Empleados públicos etc. En el
país existe una protesta generalizada sin orientación política efectiva y
carente de un liderazgo opositor que pueda crear las condiciones objetivas para
lograr hacer cambiar el rumbo a la conducción errática del estado. Un estado
que definitivamente no cambiará su estilo asistencialista, su coerción
institucional y su epiléptica política económica.
El escenario de malestar generalizado se acentuará
inevitablemente, por cuanto quienes sustentan el poder no les afecta la
coyuntura, les esta llegando indirectamente a través de sus familiares y
amigos.
Si observamos la historia reciente, desde 1.988 al
2.003, nos encontraremos una igualdad del malestar estructural de ese periodo
con el actual que conllevó a protestas violentas y tres golpes militares
fallidos con un saldo lamentable y el país entró en un ambiente de inestabilidad
en todas sus instituciones. El sector militar en este país, siempre se
manifiesta de último y es obvio que la protesta conlleva al golpe.
Sin embargo, la gestación del malestar generalizado no
se ha desarrollado en lo general, pero en lo particular está latente y sin
propuesta de solución efectiva.
El modelo y el estilo de gobierno que está asomando el
triunvirato: uno que solamente le ha faltado decir que implementará La
dictadura del Proletariado, el otro ideológicamente alineado con el esquema
retrogrado del Socialismo a la Cubana o el fracasado Ruso y el tercero por ser
menos sobresaliente sustenta un esquema que es aplicado en varios sectores el
país: El militarismo corporativo. Estos enfoques se unen en el embudo de
los negocios, la complacencia y los
ilícitos y el resultado es una gestión
deficitaria y conflictiva.
En síntesis, este Modelo inviable sin sustentación, ha
construido las bases de su inevitable fracaso.
En todo el mundo podemos observar que los gobiernos y
los gobernantes, tienden optimizar sus recursos y potenciar sus inversiones,
diversificar sus economías conquistar mercados regionales y globales, así como atender
el aspecto sustentable de sus productos y seguir aportando al equilibrio
humanitario, científico y tecnológico y coexistir en el intercambio para
producir y satisfacer la demanda creciente de bienes y servicios, atacan de
frente a los pasivos laborales y ambientales para minimizar los déficit.
En Venezuela no se observa a corto plazo un cambio de
timón y por los impedimentos ideológicos que han convertido al régimen en un
elefante pesado, lento y sin rumbo, por el “Prurito” de no asumir un modo o
manera de Estado Funcional que desarrolle planes, proyectos y programas, con
manos limpias y que se rija por los Estándares mundiales establecidos para que
pueda diagnosticar su catastrófica gestión de gobierno, su déficit estructural
y su mala gestión: El malestar crecerá inexorable en el tiempo y La Protesta
impulsará el barco a puerto seguro.
Jesús Israel Fernández G.
03/03/2.013.-
No hay comentarios:
Publicar un comentario
Nota: solo los miembros de este blog pueden publicar comentarios.